ALEJANDRO MONTALDO Mis obras son el resultado de una exploración aventurada en el accidente cotidiano, en la experimentación colectiva e individual de nuestra cotidianidad pre-digital en la era digital. Mi producción rueda articulando una doble experiencia performática: por un lado, una ajena e involuntaria, desarrollada en la inercia de lo colectivo, en los comportamientos del grupo social; y otra, secreta y personal, llevada a cabo en el plano individual. Me interesa focalizar sobre acciones descarriadas, intervenciones ocasionales que alteran mínimamente el paisaje, comportamientos muertos en uso y supervivencias domésticas en desuso, indagar en el accionar maquínico de nuestra intimidad ya formateado por los dispositivos tecnológicos y las nuevas relaciones interpersonales. Entiendo el transitar como material, las acciones ordinarias como químico de revelado y el estar como performance solapada.
JULIETA BARDERI, Buenos Aires 1982. Me interesa desarrollar imágenes que propongan un extrañamiento frente a la figuración y al tiempo, indagando en las representaciones del pasado (la escultura clásica y sus ruinas, las ilustraciones medievales, la ornamentación y la funcionalidad de los muebles, las pinturas paleocristianas, sus pinceladas entrecortadas, y la sensación de la materia arrastrada contra la piedra) como preguntándome sobre las representaciones del presente. Mi producción general abarca pinturas, dibujos y esculturas, en los que abundan las figuras humanas —aparecidas más como despojos de sí mismas— en interrelación decadente con el acervo inanimado de la civilización. Me interesa la historia como no estática ni definitiva, como fuente y material disponible al alcance de uno para la producción contemporánea. Pensar en el tiempo como un cuerpo que se modela incesantemente sobre sus propias huellas.
ANDREA FERNANDEZ Trabajando el papel encuentro historias, ideas, caminos y recuerdos. En el hacer aparece la manualidad y el cuidado, la dedicación y la técnica para construir lugares que quiero habitar. La tarea se va transformando en una meditación consciente donde el tiempo se diluye y el universo paralelo cobra sentido. La acción repetitiva, casi performática, la escala mínima y el papel como soporte me permiten narrar historias chiquitas e inmensas. Historias que también hablan de mí porque es allí, en el hacer, donde encuentro mi huella. Cartografiar milímetro a milímetro un espacio imaginario, superponer las paredes y perder de vista los contornos me permiten jugar con el vacío.